Los adolescentes y la crítica
Por Martha Zorrilla
Regina, de 14 años, llega a sesión quejándose de que Lucía se ha portado muy “criticona” con todas las chicas de su grupito de amigas. Me dice que se pasó de mala onda con Andrea porque habló mal de su familia y que eso no se vale. Cuando yo le pregunté si Lucía también la ha criticado a ella (a Regina), torció aún más el rostro y me dijo que estaba muy lastimada, pues hace como un año dijo cosas horribles de ella, como que le preocupaba demasiado quedar bien con los demás y que no tenía una personalidad muy original. Ahora Regina siente que no puede ser más su amiga y que, además, el grupito de niñas la está alejando (y a su vez criticando la manera en que se ha comportado).
El lío anterior es un típico relato de una adolescente en el que imperan las alianzas, las proyecciones, la poca introspección, la escisión y las intensas relaciones entre pares que regularmente predominan a esa edad. Sabemos que los adolescentes son muy sensibles a las críticas que reciben de los demás, en especial de sus pares, y es notable cómo no es lo mismo que un maestro haga un comentario poco agradable de un alumno a que un amigo sea quien lo emita. Dicha vulnerabilidad está relacionada con aspectos que son característicos de esta edad, los cuales resulta interesante pensar para comprender mejor las razones que tienen los adolescentes para manifestar semejante sensibilidad ante la mirada y la expresión de los otros hacia a su identidad.
Armida Aberastury y Mauricio Knobel (1998) explican que una de las características de la adolescencia normal es el movimiento inestable y exploratorio de la identidad, la cual es inmadura y está apenas en formación. Por esta razón, se podría decir que los adolescentes tienen una imagen y concepto de sí mismos bastante frágil, que se ve amenazada cuando contrasta con lo que otros dicen de ellos. Es algo así como un ensayo constante de maneras de ser y de concebirse a sí mismos, que está relacionado con aspectos internos, pero que también se retroalimenta con lo que ellos reciben de su medio.
Otro aspecto central para los mismos autores es la tendencia grupal que observamos claramente cuando vemos que los adolescentes prefieren estar con varios amigos, pensar y actuar igual que ellos e incluso compartir una identidad con el grupo en lugar de destacar individualmente. Esto tiene que ver con un fenómeno de sobreidentificación masiva que transfiere al grupo la dependencia que antes estaba puesta en los padres y que es parte del proceso hacia la independencia. El problema aquí es que, para sentirse parte del grupo, el adolescente necesita saberse bien evaluado por sus coetáneos. Este es otro factor por el que la crítica les resulta dolorosa y angustiante.
En la clínica observamos que hay algunos pacientes que son aún más susceptibles que otros a lo que se dice de ellos. Esto puede estar relacionado con proyecciones del mundo interno. Es decir, en ocasiones, el compañero que critica coincide con un personaje de su mundo interno que desde dentro de la mente funciona como un constante calificador que le reprueba, por lo que el peso de aquel compañero de la vida real es mucho mayor. Podría decirse que lo externo hace “clic” con un aspecto inconsciente de la mente y empodera la crítica del compañero. Este es un aspecto que se puede trabajar en psicoterapia psicoanalítica.
El tema de la exposición a la crítica y la opinión de los demás a través de las redes sociales abre nuevos horizontes de reflexión y cuidado de los jóvenes en la actualidad. Me parece que es inevitable que formen parte del ciberespacio, pero el acompañamiento y los límites por parte de los padres es necesario para evitar que éste ocupe la mayor parte de su tiempo y pensamiento. Vale la pena que quienes acompañamos a adolescentes en la vida cotidiana tengamos en cuenta que es parte de la adolescencia normal el hecho de que, para ellos, la crítica de sus coetáneos tenga más importancia. De igual manera, si observamos que las opiniones de los demás provocan estados de ánimo depresivos graves y fijos, aislamiento social o baja autoestima, la psicoterapia psicoanalítica es una alternativa valiosa para otorgar al adolescente la posibilidad de conocerse mejor y mejorar su vida emocional.
Bibliografía
Aberastury, A. Knobel, M. (1998). La adolescencia normal (pp. 71-109). Paidós.