¿En qué consisten los desórdenes de ansiedad?
Síntesis sobre temas de interés en psicología, psicoterapia y psicoanálisis
Resumen elaborado por Nancy Rosas
La ansiedad se define como una emoción que surge a partir de sentimientos anticipados de peligro, tensión y angustia, y por un sistema nervioso simpático excitado. Ahora bien, los desórdenes de ansiedad abarcan los problemas fóbicos, de pánico y obsesivo-compulsivos, y cada uno de éstos tiene componentes de angustia y conducta.
Desorden fóbico
Una fobia es un temor excesivo e injustificado hacia algo o determinada situación de la cual se huye siempre. La persona fóbica puede ser consciente de que su ansiedad es mayor que el supuesto peligro, pero se ve incapaz de controlar lo que siente. Cabe señalar que las fobias están relacionadas con un gran número de estímulos, como las alturas, los espacios abiertos o cerrados, las multitudes, los animales, los insectos, etc. Las fobias que perturban e incapacitan al sujeto son consideradas desórdenes fóbicos.
Los psicoanalistas teóricos proponen que los temores fóbicos reflejan conflictos inconscientes profundamente arraigados, que en la mayoría de los casos giran en torno al sexo y a la agresividad.
Desórdenes de pánico
Se los conoce también como neurosis de ansiedad. Las personas que los padecen también llegan a sufrir ataques de pánico. Durante dichos ataques, al sujeto se le dificulta respirar, presenta temblores, náuseas, sudor excesivo, frecuencia cardiaca irregular, entre otros síntomas.
Dado que la causa específica de la ansiedad no se puede determinar con precisión, se le denomina ansiedad flotante a la deriva. Se tiene conocimiento de que, con frecuencia, quienes sufren desórdenes de pánico intentan atenuarlos y evadirlos mediante el consumo de alcohol, drogas o evitando situaciones relacionadas que les hayan detonado un ataque de pánico en el pasado.
Sin embargo, ¿cómo se desarrolla un desorden fóbico? Según la teoría freudiana, el Yo procura que el Ello no exprese sus deseos, generalmente de tipo sexual o agresivos, en situaciones peligrosas en las que estos deseos podrían ser castigados. Tal conflicto entre el Yo y el Ello genera ansiedad. Como la persona no puede huir ni satisfacer los impulsos del Yo, ni enfrentar el conflicto (por ser inconsciente), el problema persiste y la ansiedad continúa.
Desorden obsesivo-compulsivo
El sujeto que padece esta clase de desorden se ve asediado constantemente por pensamientos recurrentes no deseados y/o acciones ritualistas repetitivas. Por ejemplo, presenta una preocupación excesiva por no realizar una tarea determinada; tiene pensamientos ininterrumpidos sobre algún suceso futuro o impulsos para realizar diversas acciones, desde triviales hasta graves, como asesinar; siente temor de perder el control de sí mismo y ponerse en vergüenza ante los demás; o lleva a cabo acciones sugeridas por sus pensamientos obsesivos, etc.
Las personas obsesivas-compulsivas pueden ser plenamente conscientes de que sus actos son teatrales, irracionales o enfermizos; no obstante, admiten que, sin esos pensamientos o actos, se sienten peor. En otras palabras, aunque todas las personas tenemos peculiaridades en nuestra manera de comportarnos, quienes padecen un desorden obsesivo-compulsivo pueden ver perturbada su “tranquilidad” a causa de la ansiedad aguda que les provoca no llevar a cabo esos actos.
De acuerdo con algunos psicoanalistas, las obsesiones y compulsiones afectan a quienes se estancaron en la etapa anal, debido a un inadecuado control de esfínteres. Se piensa que los síntomas aparecen durante algún conflicto inconsciente entre el Ello y el Yo. El Yo se vale de las obsesiones y/o compulsiones como mecanismos de defensa para resolver el problema. Por ejemplo, el Yo de alguien cuyo aseo personal es obsesivo puede estar utilizando una formación reactiva, ocultando el motivo real al propio Yo y expresar el motivo opuesto, para resistir los impulsos del Ello a ensuciarse.
Referencia
Davidoff, L. L. (1988). Desórdenes de ansiedad. Introducción a la Psicología (pp. 593-597). McGraw Hill.