Cartografía de la subjetividad: entre el conflicto estético o exiliado en el sistema delirante

Por Erandi Almazán Arciniega
El arte puede considerarse ese punto sobre el lienzo que deviene línea, forma, cuerpo y otros cuerpos articulados. Genera metáforas y construye sentidos. Sin embargo, también es el punto que permanece punto: aplastado, estático, adherido e implosionando. ¿De qué se nutre y se motiva el arte? ¿Qué formas toma en lo externo y en el mundo interno?
Me propongo explorar cómo ocurre la experiencia emocional, entendida como la vinculación del individuo con su realidad externa y psíquica, que surge a partir de la operación de internalización y/o eyección de estímulos, en principio sensoriales. Es ahí donde se percibe un ambiente, receptáculo o familia, inestable, desapegado o deficiente, que debería albergar al sujeto incipiente o de estructura frágil, pero que le imposibilita asirse a una experiencia compleja y de sentido, a la aprehensión de lo vivenciado. ¿Qué se puede decir de ese territorio donde la tarea clama por el desvalijamiento psíquico, dando forma a un ser atrincherado en una construcción de certezas delirantes o verdades obtusas y a modo?
Para hablar sobre ello, he elegido el caso de una artista conocida mundialmente, tanto por sus creaciones plásticas como por su enfermedad mental: Yayoi Kusma. Ella ha referido experimentar, desde su infancia y hasta la actualidad, alucinaciones visuales y verbales, episodios de despersonalización, una aguda sensación de un cuerpo despedazado, crisis de angustia y permanentes ideas de suicidio. Por ello, a sus casi 50 años, decidió internarse voluntariamente en un hospital psiquiátrico, donde ha vivido casi 40 años y donde lleva a cabo su labor plástica. Su obra, en palabras de la artista, que lleva creando desde hace más de 70 años, le ha impedido suicidarse. Sus creaciones de “arte psicosomático”, como lo llama, han sido un modo de expresar sus experiencias de malestar subjetivo, así como un tratamiento para “curar” su enfermedad.
Siguiendo a la mancuerna Harris-Meltzer en sus Aplicaciones clínicas a las ideas de Bion (1991, p.172), la experiencia es una construcción somatopsíquica que nos dispone al encuentro (en principio interpersonal) y las emociones resultantes del contacto, más allá de lo uni y bidimensional. Es aquí donde las excitaciones generadas y residentes en el soma, desparramadas, exaltadas y confusas, son recogidas y ordenadas, lo que posibilita una vivencia soma-psique más compleja, que puja por espacio en el aparato mental para albergar contenido emocional/afectos y construcción de sentidos.
Yayoi es la segunda hija de cuatro hermanos en una familia conservadora japonesa de principios del siglo XX. Hija de un hombre “implacable”, ambicioso y con una moral a ultranza en casa, pero que fuera era un mujeriego que terminó fugándose con una prostituta. De su madre, la artista comenta que era una “heroína, genial, excelente, pero incapaz de controlar sus sentimientos” (Kusama, 1978/2005, pp. 158). La describe como violenta e impulsiva, y no cesaba en recordarle que hubiera querido que no naciera. Esto lo plasma en una carta que escribió a su hija: “Cuando estabas en mi vientre, te pudrías y mi vientre estaba retorcido […] a tal punto que me era difícil no creer que un día el castigo de Dios vendría inevitablemente” (Kusama 1978/2005, pp. 140).
Allí donde nuestra habilidad para pensar se desploma y los pensamientos que definen el pensar, al reventar el contenedor que los carga y toman el control, reflexiono sobre dos tipos de experiencias altamente contrastantes, pero intrínseca y necesariamente complementarias. Por un lado, la experiencia que apela más a los sentidos-soma que absorbe, seduce, ensordece, parasita, nubla, reduce y consume; y, por otro, la experiencia que confronta, desilusiona, cuestiona, engendra y conecta.
A este respecto, y con base en el pensamiento de Bion, Meltzer sostiene que una experiencia emocional, al no ser metabolizada ni simbolizada luego en sueños, pensamiento, memoria, juicio, decisión y acción, permanece en la mente como un monto agravado de estímulo que pronto demandará descarga o evacuación de alguna manera. Entonces, encontrará ruta de salida en la alucinación, perturbaciones psicosomáticas, lenguajes o acciones sin sentido (pantalla beta) (Meltzer, 1990. p.18).
En una existencia marcada por el desvalimiento y ante la constante crisis que amenaza con la fragmentación, las vivencias instintivas y de adaptación toman el control. Esto reduce una potencial experiencia psique-soma a una operación automática y al abandono de la subjetividad, en la que el individuo resuelve por fusionarse con construcciones especulares que anulan la distancia y las diferencias, pero amortiguan el impacto de la realidad.
Una manera de ilustrar esto nos conduce a Kusama y su obra Sala de obliteración (The obliteration room), una instalación/ambientación que invita al público a interactuar en el espacio museístico. En ésta, se colocan pegatinas de diversos colores sobre una serie de superficies que recuerdan la sala de un hogar. La intención de la artista es que las paredes, el techo, los muebles y los objetos del espacio que fueron pintados todos en blanco, sean borrados con el tiempo por la acumulación masiva de puntos en una vertiginosa mancha de color… El resultado que se espera en el ambiente se relaciona con las alucinaciones que Kusama comenzó a experimentar en su infancia, cuando ya sufría crisis nerviosas y su visión se nublaba con manchas. La habitación de la obliteración es un reflejo de esta visión alucinógena, así como una forma de abarcar el mundo entero en una especie de patrón global (Galería de arte Toi o Tāmaki de Auckland, 2017).
En ella se han perdido, o no se advierten, los bordes que podrían contener su experiencia sensorial dentro de una construcción emocional que dé lugar a una representación-continente. Así, las primeras expresiones de una fantasía inconsciente que parecía tomar forma en el síntoma se tornaron en una amalgama en el cuerpo; donde la mente no alcanzó a agarrar ni agarrarse, ni a acceder y metabolizar las agonías primigenias; se estancaron plastas de información de vivencia que regurgitan [pantalla beta]. Pareciera que su mente hizo cortocircuito ante el bombardeo de estados de excitación y estímulos, y que su cuerpo psicotizó ante la imposibilidad de contar con una anatomía psíquica capaz de albergar la fantasía, el miedo, la rabia y la erotización. Diría Meltzer:
…de la huida desde las experiencias emocionales hacia los diferentes tipos de desmentalización. Bion nos ha proporcionado un formato básico para la descripción de la disrupción del pensamiento incipiente a través de lo que denominó «la función alfa operando en forma invertida para producir elementos beta con huellas de yo y superyó” … [Esto quiere decir algo así como que] la formación simbólica comienza, pero encuentra tal dolor mental que canibaliza lo que ha comenzado a formar, y los deshechos producidos por este nuevo proceso contienen retazos de sentido adheridos a sus fragmentos. (1990-95, p.19)
Yayoi Kusama seduce con su facilidad para fabricar piezas y exponerlas. Aparenta ser un derroche de creatividad, llena de ideas e imaginación, pero se siente, como en resaca, que aquello volcado hacia fuera, revestido de supuesta experiencia, carece de una base sólida. Desde antes (y actualmente con este estilo de vida que sugiere en sus charlas y videos, avocado día y noche a la producción plástica en su refugio psíquico y físico), se ha vuelto sistemática la expulsión de vivencias de su mente, como cosas sueltas, sin carga emotiva.
¿Será que, como comentan algunos estudios del arte, Yayoi ha usado su trauma y su pasado, logrando conectar sus experiencias para llevar a otras personas a esa misma conexión? ¿O se llegó al punto en que sus defensas efectivas cortaron, en cierta medida, la relación con la realidad, con la actividad mental compleja, resumida en el trabajo de simbolización: curiosidad, receptividad, conexión, conceptuación, evocación, paralizando, eventualmente, el desarrollo de la vida de fantasía? La incontinencia del objeto externo se traduce en un objeto interno frágil, permeable e incontinente. Es la línea que no es forma y tampoco cuerpo, ese plano en el que se registran sensaciones y resbalan los afectos; es la unidimensión a la que alude Meltzer (1975, p.14), a propósito de Dick. Es aquí donde todo el daño posible, todo el sadismo posible, la envidia, el miedo y la tiranía, ya se han expulsado, y esto se traduce en el “no lugar del sistema delirante” (Nemas, 2006, p 191).
Quedan desbordadas y deambulando, la rabia, la desesperación y la confusión, mientras gravitan fragmentos de una vida con un dejo de terror y muerte. Como en el caso de Dick, quizás con Kusama y su “arte” asistimos cuando, como comenta Britton (2003) el desastre ya ocurrió y lo que vemos son los restos de la catástrofe. No obstante, algo es un hecho: aun en este frágil e inestable vínculo con lo externo, y desde su caparazón esquizoide, esta mujer asoma una narrativa plástica que convoca a grandes y chicos.
Referencias bibliográficas y videográficas:
Britton, R. (2008). Envy and gratitude revisited (pp. 1–13). Routledge.
Kusama, Y. (2005). Manhattan suicide addict (Trabajo original publicado en 1978). Les presses du réel.
KUSAMA: Princess of Polka Dots [Video]. (s.f.). YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=T3pEONyi42E (Consultado el 15 de mayo de 2025)
La función de la producción artística en la psicosis: el caso de Yayoi Kusama. (s.f.). SciELO. https://www.scielo.br/j/rlpf/a/vvZR7RCQHDdw89xKBmTwwLN/?lang=es#B18_ref (Consultado el 30 de mayo de 2025)
Meltzer, D., & Harris, M. (1990). La aprehensión de la belleza: El rol del conflicto estético en el desarrollo, la violencia y el arte. Editorial Apatia.
Meltzer, D., & Harris, M. (1990). Metapsicología ampliada: Cap. XIV-Patrones familiares y educabilidad cultural (p. 177). Editorial Apatia.
Meltzer, D., et al. (1975). Exploración del autismo: Introducción; Capítulos II, IV y IX (pp. 14–215). The Roland Harris Educational Trust.
Nemas, C. (2006). Leyendo a Meltzer: Un derrotero personal. Revista de la Sociedad Argentina de Psicoanálisis, (9), 185–204.
The Creative Thinking Project and Auckland Art Gallery Toi o Tamaki join forces to present the work of Yayoi Kusama – Obliteration Room. (2017, 23 de septiembre). Chartwell Org NZ. https://chartwell-org-nz.translate.goog/news/presenting/?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=rq#:~:text=The%20work%20relates%20to%20hallucinations,a%20kind%20of%20overall%20pattern. (Consultado el 22 de mayo de 2025)